Discipulado apostólico, dinámica de reinoMuestra
El testimonio de Jesús
El episodio de la Transfiguración de Cristo, es la revelación de la intimidad y aprobación del Padre al ser especial y obra primordial del Hijo, cuando categóricamente afirma: «Este es mi Hijo amado, solo a él oíd». Jesús, como encarnación de Dios y de su experiencia, es el camino para que los discípulos purifiquen su idea de Dios y del modo de relacionarse con Él, de esa manera descubren en el testimonio de Jesús el rostro del Dios Padre, del Dios del amor y de la misericordia, del Dios cercano, y solidario con toda la miseria humana reflejada en la pobreza, el pecado y la ceguera. Con este Dios, los discípulos aprenden a relacionarse en la oración, y aprenden los valores transcendentes de la oración dirigida a Dios como Padre.
Jesús, une a la auténtica experiencia de Dios, la fidelidad y disponibilidad a la providencia del Dios de amor, en sí mismo y en los demás. Esta experiencia, en un trasfondo de fidelidad y abnegación, es fuente de alegría en el Espíritu y de testimonio atrayente. Para Jesús, la experiencia de Dios requiere abnegación y muerte del egoísmo. Esto es aplicable a su idea de la oración y de la meditación como ambientes que provocan revelación, que nos conduce, cada vez más a un conocimiento íntimo del Dios Triuno.
A medida que seguimos y somos moldeados por la vida de Jesús, aquella actitud egoísta de nuestra comunión con él será disipada y nosotros, naturalmente, comenzaremos a incluir a otros en esa relación de amor. La exclusividad no tiene lugar en la familia de Dios, todas las relaciones centradas en Dios son inclusivas y nuestro evangelismo no tiene nada que ver con los números ni con actividades, pero sí con todo lo que se puede hacer con amor, generosidad, inclusión y todo lo que abarca la vida y el amor de Dios.
El discipulado apostólico de reino se ejerce dentro de la iglesia, en la comunidad en general y en nuestra relación con todo el orden creado. En muchos sentidos, esta vida de la reconciliación es el aspecto más público de nuestro discipulado y al mismo tiempo, profundamente fusionado con nuestro testimonio y evangelismo.
Seguir y servir al Señor, debe cambiar todos los aspectos de nuestro ser. En el centro estará nuestra reconciliación con Dios, pero esto nunca puede ser completo, hasta que estemos en paz con nosotros mismos, en comunión vital con todo el cuerpo de Cristo, en una relación renovada con toda la familia humana y en el descubrimiento de una nueva armonía con la creación entera.
Escrituras
Acerca de este Plan
El discipulado apostólico de reino, se ejerce dentro de la iglesia, en la comunidad en general y en nuestra relación con todo el orden creado. En muchos sentidos, esta vida de la reconciliación es el aspecto más público de nuestro discipulado y al mismo tiempo, profundamente fusionado con nuestro testimonio y evangelismo.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño, de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com