Principios para cultivar actitudes en pro de la unidad del cuerpo de CristoMuestra
La comunión en el cuerpo de Cristo funciona en forma análoga a la del cuerpo humano. Los miembros del cuerpo humano son complementarios.
La unidad supone complementariedad
La unidad no es uniformidad u homogeneidad. Unidad entraña complementariedad. La unidad bíblica está más bien direccionada con la complementariedad que se da en medio de la diversidad. La diversidad es la principal fuente de fortaleza para unidad del cuerpo de Cristo. La diversidad posibilita la complementariedad. Es la diversidad la que permite la amplia gama de dones y talentos necesarios para edificar el cuerpo de Cristo. El apóstol Pedro (1era. Pedro 4:10) lo expresaba claramente:”Dios ha concedido a cada uno de ustedes distintas habilidades características. ¡Empléenlas en ayudarse mutuamente!”.
La comunión no consiste en la supresión de las diferencias; eso es la uniformidad. La comunión consiste en la articulación de las diferencias al servicio del bien de todos, cada cual con sus dones, con sus recursos, con sus ministerios, con su vocación y servicio. La diversidad en el cuerpo de Jesucristo no solo es aceptable, sino esencial. El cuerpo no puede trabajar apropiadamente si todos son manos, o si todos son ojos. El cuerpo debe tener partes y dones diferentes, o no trabajará unido efectivamente como un cuerpo.
La verdadera unidad no es un conjunto de personas que piensan, sienten y actúan en forma igual, sino complementariedad en la unidad, lo cual supone reconocer, valorar las diferencias e integrarlas en el cuerpo de Cristo. Supone también valorar a cada cual como igual. En el cuerpo de Cristo no hay superiores ni inferiores, no hay más ni menos, hay complementarios.
Complementariedad supone mutualidad
La posibilidad de alternabilidad entre quien da y quien recibe, entre quien enseña y quien aprende, entre quien ofrece ayuda y quien la acepta, entre quien da consejos y quien los sigue, entre quien sirve y quien es servido. De esta forma, en el contexto del cuerpo de Cristo, el creyente que cuente con el don, el talento, los recursos, las circunstancias y las oportunidades más apropiadas, adoptará la iniciativa y la acción para apoyar a otros. En todo caso, la flexibilidad dependerá de los roles que cada uno cumpla en el cuerpo de Cristo, y de las habilidades, recursos y oportunidades con que cuente para servir a otros miembros del cuerpo de Cristo.
Escrituras
Acerca de este Plan
A los miembros del cuerpo de Cristo, se les exhorta a procurar la unidad, a trabajar por ella. ”Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Ef 4:3). Ahora, la unidad nos es automática, hay que trabajarla. Más que una unidad estructural es caminar en la unidad espiritual que el propio Dios ha construido y propicia a través del Espíritu Santo.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/