Principios para cultivar actitudes en pro de la unidad del cuerpo de CristoMuestra
2. Principio de la libertad vs la edificación
En 1 Corintios 10:23 leemos: “Todo me es lícito, pero no todo conviene (aprovecha), todo me es lícito pero no todo edifica”. Algo lícito en sí mismo no es pecaminoso, pero no es necesariamente conveniente. Lo lícito o legal puede en algún momento resultar ser ilegitimo e inconveniente y dañino, desde el punto de vista espiritual.
No vivimos solos en este mundo. Nuestras acciones pueden tener que ver con la vida de otras personas, con otros miembros del cuerpo de Cristo, para bien o para mal. Al actuar, en especial en el contexto del cuerpo de Cristo, necesito preguntarme: ¿Este comportamiento es provechoso o beneficioso? ¿Es constructivo este comportamiento? ¿Contribuye a mi edificación o a la de mi familia o a la de mi iglesia? Pablo nos dice que, si la respuesta es NO, debo estar dispuesto a subordinar mis derechos en pro de la edificación del cuerpo de Cristo.
Esto es reforzado en el versículo 24 (1 Corintios 10): “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”. Pablo mismo se pone a él como ejemplo (1 Corintios 10:33): “Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”.
No es suficiente que un asunto sea legal; debe también edificar: construir, aportar, añadir valor a otros. La Biblia declara: “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19).
También es importante la motivación con que se hacen las cosas. Hay una regla útil al actuar, y es hacerlo para la gloria de Dios. En tal sentido, dice 1 Corintios 10:31:”Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
En este sentido, debería preguntarme: ¿Trae esto gloria a Dios? Un buen consejo también es el que le da Pablo a los colosenses. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…”. (Colosenses 3:23-24). Esto, seguramente, evitará que hagamos cosas inconvenientes para nosotros mismos y para la salud y la unidad del cuerpo de Cristo.
Acerca de este Plan
A los miembros del cuerpo de Cristo, se les exhorta a procurar la unidad, a trabajar por ella. ”Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Ef 4:3). Ahora, la unidad nos es automática, hay que trabajarla. Más que una unidad estructural es caminar en la unidad espiritual que el propio Dios ha construido y propicia a través del Espíritu Santo.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/