Principios para cultivar actitudes en pro de la unidad del cuerpo de CristoMuestra

1. Principio de la libertad vs la responsabilidad – Parte III

Cuidado con alienar tu libertad en Cristo 

La Biblia no enseña que se nos deja en libertad de escoger, pero tengamos cuidado de que nuestra decisión no nos lleve a la pérdida de la libertad en Cristo. 1 Corintios 6:12 nos dice: “Todas las cosas me son lícitas, más no todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. Con este pasaje en mente deberíamos preguntarnos antes de actuar: ¿Este comportamiento me conviene? ¿Es posible que este comportamiento o actitud llegue a esclavizarme? ¿Esta práctica o hábito me esclaviza, restringe o limita? ¿Esta practica afecta  negativamente algún miembro de la iglesia? Un hábito esclavizador es un hábito que te controla, una conducta que no puedes dejar de hacer. Cualquier actividad que esclaviza físicamente, mentalmente, o espiritualmente, necesita ser revisada. 

Cosas que no están específicamente prohibidas en la Ley de Dios, puede que no convengan al creyente que las practique, y aun pueden conducir a la adquisición de malos hábitos. Necesitamos revisar el tipo de hábitos que tenemos, y si éstos glorifican a Dios. El hecho que algunas prácticas sean legales, no quieres decir que sean adecuadas para Dios. Los corintios estaban usando su “libertad en Cristo” como permiso para pecar, con la justificación de que no violaban la ley terrenal.

Algunas de las actividades que realizamos pueden alienar (dañar, echar a perder) nuestra libertad en Cristo; pueden resultar siendo adictivas y crear dependencia emocional y pérdida de nuestra libertad de elegir. Un adicto no es libre de elegir, porque la adición lo lleva a elegir sin libertad, pues la adición lo fuerza. Al actuar debería preguntarme: ¿Este comportamiento me hace avanzar hacia la meta de ser como Cristo o, por el contrario, me reduce a esclavitud (dependencia hacia algo a alguien diferente a Cristo)?

Algunos de nosotros podemos convertirnos en esclavos de pasatiempos o actividades favoritas, que nos impiden alcanzar nuestras metas e inclusive crecer en nuestra vida espiritual.