Aprendiendo a pedir a DiosMuestra
Ora con la motivación correcta
Los motivos egoístas no serán bendecidos por Dios. “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). También debemos orar, no para que nuestras elevadas palabras puedan ser oídas y podamos ser vistos por otros como “espirituales”, sino mayormente en privado, en secreto, para que nuestro Padre celestial que escuchará en lo privado, nos recompense en público (Mateo 6:5-6).
Pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís: La razón por la que estos deseos destructivos existen entre los cristianos es porque no buscan a Dios para que satisfaga sus necesidades (porque no pedís). Santiago nos recuerda el gran poder de la oración, y el motivo por el que uno puede vivir innecesariamente como un indigente espiritual: simplemente por no orar, o no pedir cuando ora. O por pedir mal. Pedís mal, para gastar en vuestros deleites: Después de tratar el problema de la falta de oración, ahora Santiago trata el problema de la oración egoísta o autoindulgente. Estas personas a la que se refería Santiago, cuando pedían, lo hacían por motivos puramente egoístas.
Debemos recordar que el propósito de la oración no es persuadir a un Dios renuente a hacer nuestra voluntad. El propósito de la oración es alinear nuestra voluntad con la suya y, en asociación con Él, pedirle que cumpla su voluntad en esta tierra (Mateo 6:10).
“Cuando un hombre ora de forma egoísta, pide a Dios que sea su siervo, y que satisfaga sus deseos; no, peor que eso, quiere que Dios se una a él al servicio de sus lujurias. Satisfará sus deseos, y cree que Dios vendrá y le ayudará a hacerlo. Tal oración es blasfema, pero se hace mucho, y debe ser una de las cosas más provocadoras para Dios que el cielo haya visto jamás”. (Spurgeon)
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Quiere Dios que acudamos a Él pidiendo por nuestras necesidades? ¿Nos inquiere Dios para que acudamos a Él en oración con la actitud y la intención de pedir? Él deseo de Dios es concedernos los anhelos de nuestro corazón, pero requiere que le pidamos. Así está dispuesta la economía de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/