Aprendiendo a pedir a DiosMuestra

Dios se deleita en responder las oraciones de sus hijos

¿Quiere Dios que acudamos a Él pidiendo por nuestras necesidades? ¿Nos inquiere Dios para que acudamos a Él en oración con la actitud y la intención de pedir?

La respuesta a estas preguntas podemos encontrarlas en Mateo 7:7-8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.

Podríamos preguntarnos: ¿Por qué tengo que pedir, si Dios ya sabe que yo necesito, pues Él es omnisciente? ¿Por qué tengo que buscar, si Dios ya sabe que yo preciso encontrar, y Él es omnipresente? ¿Por qué tengo que llamar, si Dios ya sabe que estoy a la puerta?

¿Por qué debo pedir a Dios, si se hace siempre su voluntad? ¿Qué objeto tiene pedir, si nuestro Dios es un Dios todo poderoso, omnipresente y omnipotente, que sabe y lo conoce todo? ¿Por qué, entonces, Dios encarece tanto que sus hijos le pidan? El mismo Jesús nos dice:” …vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo” (Mateo 6:8). Y en Mateo 6:32 Jesús nos dice que no nos preocupemos “…pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso”. ¿Entonces de que sirve orar al Señor y sobre todo pedirle, si Él ya lo sabe todo?

A pesar de que Dios lo sabe todo, y que no necesita nuestras peticiones para ayudarnos, Él nos invita a acercarnos con la confianza, naturalidad y espontaneidad con que un hijo se acerca a su padre para pedirle por sus necesidades; y Él está deseoso de responder las oraciones de sus hijos. Dios quiere que sus hijos pidan lo que está en sus corazones, porque Él se deleita en dar. Dios quiere que en las necesidades de nuestra vida nos dirijamos a Él, oremos a Él, le supliquemos, nos quejemos, le llamemos, y aun que luchemos con Él en oración.

La razón por la que debemos pedir es para nuestro propio beneficio. Quien no pide se encierra en sí mismo. Sólo el hombre que pide, se abre y se dirige a la fuente de todo bien que es Dios. Quien pide retorna a la casa de Dios. De este modo la oración de petición coloca al hombre en la relación correcta con Dios.

Dios conoce y sabe lo que necesitamos, pero al decírselo confirmamos nuestra fe con nuestras palabras y acciones. Expresando así que creemos que Él tiene el poder para hacer que ese bien o motivo deseado se materialice en nuestra vida.

Debemos, entonces, pedir siempre. Eso es lo que nuestro Dios nos pide; sin olvidar que nuestro Dios ya sabe lo que necesitamos, pero que Dios requiere que pidamos como un medio de conectarnos con Él y crecer en la fe.