Una pausa en tu vida AntologíaMuestra

La vida son detalles

Un discípulo aprendía los secretos de la pintura en un taller junto a un experimentado y talentoso maestro. Durante largas horas trabajó en un cuadro pero al terminar, notó que, aunque en verdad no estaba tan mal, algo le faltaba, tenía poco brillo, no estaba bien iluminado. El maestro se acercó, tomó el pincel y le aplicó los toques que faltaban. De inmediato cambió totalmente. El joven estaba asombrado. Ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con reverencia dijo a su maestro: “¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, con simples detalles, la obra haya cambiado tanto?”. “Es que en esos pequeños detalles está el arte", dijo el maestro. Los grandes acontecimientos en la vida nos deslumbran tanto que nos impiden ver esos pequeños detalles que nos rodean día a día. Un ave que canta, una flor que se abre, el beso de tu hijo en la mejilla, son ejemplos de pequeños detalles. La felicidad se basa en pequeñeces que sazonan nuestra existencia. No desestimes las cosas, una carta, una palmada en el hombro o una palabra de aliento. Todas pueden parecer poca cosa, pero no es así. La flor se marchitará, las palabras, quizá, se las llevará el viento, pero el recuerdo de ese detalle permanecerá por mucho tiempo en la mente y el corazón de quien la recibió. ¿Qué esperas? Escribe esa carta, levanta el teléfono, haz esa visita.

Mi hija acaba de darme un beso en la mejilla, como recompensa de un maquillaje que le compré, (por supuesto), pero no me importa. Eso es grande, no se olvida, te da conciencia de estar vivo y cuando ella ya no esté, recordaré ese beso, te lo aseguro. No vivas tan rápido que pierdas la óptica de las cosas esencialmente lindas. Tú puedes cambiar la experiencia triste de un amigo con un detalle. Hazlo pronto.

El día que ignores o desestimes esos gestos, habrás comenzado a morir. El cuadro de tu vida puede cambiar de mediocre a sublime con solo un detalle.

Lo esencial es invisible a los ojos.