Jesús nos comprende

La Biblia nos habla muy poco de la niñez de Cristo; sin embargo, nos dice lo suficiente. Estos versículos nos enseñan que Jesús estuvo sujeto a la ley de Dios, es decir, Él cumplió con todos los requisitos ceremoniales y morales. Esto tendría suma importancia en su ministerio (profundizaremos en esto más adelante). También los pasajes nos dicen que Jesús, al haberse encarnado, pasó por el proceso común de crecimiento del hombre.

A diferencia de lo que algunos creen, Jesús no se quedó como un bebé, sino que fue creciendo hasta que se hizo un hombre. La Biblia nos dice que Él crecía en estatura, en sabiduría y en gracia para con Dios y los hombres (Lucas 2:52). Jesús, la sabiduría misma de Dios, crecía en sabiduría. ¿Cómo puede esto ser posible? Recordemos que la encarnación de Cristo hizo posible que su deidad y su humanidad convivieran completamente en Él. Él, como Dios, no podía crecer en sabiduría pues Él mismo es la sabiduría, pero como hombre día tras día crecía en ella.

El propósito de estos versículos de Lucas es mostrarnos que Jesús vivió una vida “normal” en el sentido de que experimentó todo lo que nosotros. Él nació como nosotros, creció como nosotros, aprendió como nosotros y fue tentado como nosotros, todo para un propósito mayor. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado como nosotros, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). Es hermoso saber que Jesús no sólo se encarnó como un bebé, sino que también vivió una vida como hombre. Él se relacionó con nosotros hasta lo más profundo, por lo que podemos acercarnos a Él sabiendo que comprende nuestras luchas.

ORACIÓN
Padre, gracias por Jesucristo. Gracias porque a través de Él tenemos un representante que comprende nuestras luchas y debilidades. Ayúdame a acercarme día tras día a Él y a seguir meditando y creciendo en el entendimiento de la relevancia de la encarnación de Cristo para mi vida. Prepara mi corazón para lo que estaré aprendiendo los siguientes días. En tu nombre, amén.