El Rey victorioso

Génesis 49 es la profecía de Jacob acerca de sus hijos, siendo uno de ellos Judá. De él, su padre profetiza la alabanza que recibiría de sus hermanos, la victoria que obtendría sobre sus enemigos y el gobierno que tendría sobre el pueblo.

Pero la profecía da un giro diciendo que Judá tendría todo esto solamente hasta que viniera el rey por excelencia, el rey a quien todos los pueblos deben obediencia. Judá es una sombra de lo que había de venir. Estos pasajes nos prefiguran la venida de un rey que recibiría alabanza de sus hermanos por la salvación (Apocalipsis 5:9-10), un rey que obtendría la victoria sobre sus enemigos, la muerte y el pecado (1 Corintios 15:55-57), y un rey cuyo gobierno sería sobre todos los pueblos (Apocalipsis 2:26-28).

Mientras Judá es comparado a un cachorro de león, este rey es llamado “el León de la tribu de Judá”. ¡Él vendría de la descendencia de Judá, pero sería superior a él y a todos los reyes y gobernantes de la historia! El gobierno de este rey no sería gravoso, sino que sería deseable.

¡Con razón la humanidad esperó el nacimiento del heredero de esta promesa! Nuestra esperanza vendría sólo de Él y nuestra alabanza le pertenecería sólo a Él.

ORACIÓN
Padre, gracias por tu Palabra. Ayúdanos a ver la Navidad a la luz de las promesas antiguas que hiciste a la humanidad acerca de Jesucristo, para así asombrarnos y alegrarnos del rey poderoso que vino a nacer como un bebé. Amén.