Dios Es Un Gerente ExcepcionalEjemplo
Principios en la gerencia divina – Parte I
El Señor rico (Dios) de esta parábola actúa con gran sabiduría y nos deja algunos principios útiles que podemos aplicar a nuestra vida laboral, eclesiástica, etc.
El propietario rico (que representa a Dios), como buen gerente:
- Conocía muy bien a sus siervos.
Sabía cuáles eran las habilidades, talentos, conocimientos y carácter de cada uno de sus siervos. Sabía de qué eran capaces de hacer y dar. Pudo discriminar el grado de capacidad de cada uno de sus trabajadores. En función de ese conocimiento (capacidad, habilidad) de cada siervo fue que les delegó la administración de los talentos.
- Utilizó como criterio para asignar las responsabilidades, las capacidades y habilidades de cada uno.
El propietario rico repartió sus bienes “a cada uno conforme a su capacidad (facultad, dunamis: poder, fuerza, habilidad)”. Dios sabe que cada persona representa una individualidad, que tiene motivaciones, necesidades y habilidades muy diferentes. Dios sabe que cada uno de sus hijos tienen talentos y habilidades muy diferentes en diversidad e intensidad, por eso les asigna trabajos en función de su capacidad.
Hay una correspondencia entre la cantidad de talentos dados y la capacidad de cada servidor. Los talentos son distribuidos en función de la capacidad de cada siervo (v. 15). A cada hombre se le dio responsabilidad de acuerdo con su carácter y capacidad.
El siervo negligente que recibió un talento, no se desempeñó adecuadamente por un asunto de competencia, sino por un asunto del corazón: miedo, pereza. El problema con el tercer siervo en verdad era un problema dentro de su corazón. Él no tenía amor por su señor en su corazón, sólo miedo.
- Como buen empresario estaba dispuesto a correr riesgos para ganar, pero era prudente al diversificar el riesgo.
El amo rico distribuyó sus bienes entre sus tres siervos, en vez de apostarle todo a uno. Al mismo tiempo brinda oportunidad a todos para demostrar su fidelidad y competencia.
- Confiaba en sus trabajadores, lo cual se evidencia en el margen de maniobra que le concedió para que trabajaran.
Él esperaba lo mejor de ellos, y confiaba en sus habilidades e idoneidad, por eso le otorgó libertad y autonomía en cuanto a la forma de negociar.
Cuando actuamos de esa manera las personas tienden a estar a nivel de la expectativa positiva que tenemos de ellas, lo cual también es cierto en el caso contrario. Las personas buscan, consciente o inconscientemente, corresponder al nivel de las expectativas que otras personas tienen de ellas; especialmente si estas personas son significativas en sus vidas.
Escrituras
Acerca de este Plan
La parábola de los talentos nos recuerda que todos hemos recibido dones, habilidades o capacidades para servir en el reino de Dios, y para contribuir en esta vida sirviendo a otras personas. Lo que hagamos con el talento recibido tendrá efectos futuros y eternos, cuando Dios examine (nos haga rendir cuentas) qué hemos hecho con lo que Él nos ha dado en calidad de mayordomos (administradores). La parábola de los talentos es un recordatorio de que debemos seguir trabajando diligentemente mientras le esperamos. La parábola muestra también el estilo de gerencia de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com