Dios Es Un Gerente ExcepcionalMuestra
Una mirada desde el lado de los siervos
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 25:19-29).
Los dos primeros siervos fueron responsables y diligentes con los talentos recibidos, y los trabajaron con sabiduría y esmero, logrando duplicar lo recibido. En consecuencia, fueron recompensados con el doble de responsabilidad; fueron promovidos (Mateo 25:19-24).
El tercer siervo nunca tomó responsabilidad por sus acciones; al contrario, trata de justificar su miedo (y como consecuencia, su inacción) en su caracterización negativa del señor.“Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra…”.
Pero en el proceso, este siervo se muestra como quien tiene un carácter pobre. Este siervo no duplica los talentos, pero sí duplica las ofensas: no solamente no hace nada con el talento que tiene, sino que también niega su responsabilidad cuando llega el día de presentarse delante del señor. Inacción (pereza) – negligencia, añadida a negación es inaceptable; a fin de cuentas, esto requiere condenación (v. 30). Como servidores de Dios, tenemos la responsabilidad de ser buenos administradores con lo que Él nos concede en calidad de mayordomos.
La respuesta del tercer siervo sirve como una advertencia. Su miedo lo paraliza, impidiéndole cumplir su potencial. Su miedo e inacción (pereza) resultan en juicio. La percepción de este siervo del amo como duro e injusto lo lleva a enterrar su talento, un acto que significa una falta de confianza y un fracaso para entender la verdadera naturaleza del amo.
La parábola destaca el principio de que la fidelidad en las cosas pequeñas lleva a mayores oportunidades. La alabanza del amo a los dos primeros siervos muestra que Dios valora la fidelidad y la diligencia, sin importar la escala de la tarea. Jesús enseña que “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto” (Lucas 16:10).
Lo peor que podemos hacer con los talentos que Dios nos ha dado no es equivocarnos usándolos en algo que pensamos que era bueno y resultó mal. Lo peor que podemos hacer es no usarlos en absoluto.
Acerca de este Plan
La parábola de los talentos nos recuerda que todos hemos recibido dones, habilidades o capacidades para servir en el reino de Dios, y para contribuir en esta vida sirviendo a otras personas. Lo que hagamos con el talento recibido tendrá efectos futuros y eternos, cuando Dios examine (nos haga rendir cuentas) qué hemos hecho con lo que Él nos ha dado en calidad de mayordomos (administradores). La parábola de los talentos es un recordatorio de que debemos seguir trabajando diligentemente mientras le esperamos. La parábola muestra también el estilo de gerencia de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com