Siervos - Esperamos Al Rey Dando FrutoMuestra
En Lucas 4:18-19 encontramos el inicio del ministerio de Jesús haciendo esta proclama:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor» .
Este texto que también se encuentra en Isaías 61 es el anuncia del inicio del Jubileo, una temporada que se caracterizaba por una clara manifestación de justicia y restauración. Son estas las palabras con las que el siervo del Señor anuncia la justicia del reino de Dios y que definen su misión.
Dios nos ha impartido Su propio espíritu para ser protagonistas de Su programa histórico de redención y esa tarea es una tarea de servicio. El siervo es alguien consciente de que posee el mismo Espíritu de Dios en él a través del cual puede expresar en el mundo la justicia de Dios. Veamos algunas cosas importantes acerca de la obra del Espíritu Santo en el siervo de Dios:
EL SIERVO ES UNGIDO CON UN PROPÓSITO
Uno de los elementos más urgentes que debemos recuperar para este tiempo es la conciencia de “ser con una misión en el mundo”. Es decir, de vivir con la convicción de tener un propósito que es más grande que nosotros pues nace en el corazón de Dios. Esta idea de “ser con una misión en el mundo” no es solo un concepto que sirve para mejorar tu calidad de vida, es mucho más que eso, es una conciencia que se deriva de la revelación que tenemos en Cristo, y que se transforma en un elemento esencial de nuestra identidad. Se trata, nada menos, que de reconocer, aceptar y asumir que “Dios nos ha involucrado en Sus planes redentores para la humanidad”.
Es Dios quien tiene una misión, no nosotros. La misión nace en el corazón de Dios, quien a su vez la imparte al corazón de Sus hijos.
La Biblia declara que el Padre nos ha revelado Sus planes, Él nos ha dado a conocer Sus propósitos y estos nos incluyen a nosotros como una parte esencial. En Efesios 3:8-12 Pablo dice: "Yo soy menos que el más pequeño de todos los que pertenecen al pueblo santo; pero él me ha concedido este privilegio de anunciar a los no judíos la buena noticia de las incontables riquezas de Cristo. Y me ha encargado hacerles ver a todos cuál es la realización de ese designio que Dios, creador de todas las cosas, había mantenido secreto desde la eternidad. De esta manera ahora, por medio de la iglesia, todos los poderes y autoridades en el cielo podrán conocer la sabiduría de Dios, que se muestra en tan variadas formas. Dios hizo esto de acuerdo con el plan eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor".
Conocer los planes de Dios no es suficiente, la revelación debe transformarse en misión, de lo contrario solo sirve para satisfacer nuestros deseos narcisistas. Si la revelación no se vuelve nuestra misión, entonces se volverá nuestra condenación. Es como si se nos revelara la cura contra el cáncer o el SIDA y nosotros nos quedáramos con esa revelación diciendo: ¡Qué bueno, Dios me lo ha revelado a mí! Pero no lo compartimos con nadie. De la misma manera, el Evangelio de Jesucristo es la única cura para nuestro mundo. No tenemos el derecho de quedarnos con esa revelación sin compartirla con otros. Menos aún pensar que no se nos pedirá cuenta por eso.
El evangelista Reinhard Bonnke dice: “El Evangelio es eterno, pero no tenemos una eternidad para predicarlo... Solo tenemos el tiempo de nuestra vida para alcanzar a aquellos que viven mientras nosotros vivimos. En este momento viven más de 5 millones de personas en nuestro mundo, no en un tiempo futuro indefinido, que necesita ser evangelizado. Es la última hora”.
Muchas veces los cristianos manifestamos la tendencia de fragmentar los propósitos divinos. Separamos nuestra espiritualidad personal de nuestra misión. Oscilamos como el péndulo entre nuestra devoción personal (relación con Dios) y aquello que hacemos para Él (misión). Sin embargo, queda claro en la Biblia que tener una relación con Dios es estar en misión con Él.
EL SIERVO ES UNGIDO Y CAPACITADO
La unción del Espíritu Santo en tu vida te capacita para la misión. El apóstol Pablo nos dice que las manifestaciones del Espíritu nos fueron dadas para provecho, es decir, como un beneficio funcional a la misión que tenemos.
El Evangelio siempre fue validado con señales tanto en el ministerio de Jesús como en el de la Iglesia en el libro de Hechos. Estas señales y prodigios que se manifestaban cuando era proclamado el Evangelio constituía la buena noticia acerca de Jesús. De hecho, el Evangelio es buena noticia y no demos reducirlo a declaraciones doctrinales. Está muy bien tener una enseñanza correcta, pero el Evangelio es más que eso. Era buena noticia para el leproso que se sanaba, para los pobres que recibían provisión, para los quebrantados que eran consolados. Para los ciegos que recobraban la vista.
Esto nos muestra que para llevar adelante la Misión de Dios ninguno es suficiente. No alcanza con nuestra buena disposición, ni nuestro mejor esfuerzo, necesitamos dar nuestro máximo, pero sin la manifestación del espíritu Santo nos quedaremos estancados en una religión sin poder.
Wesley Duewel en su libro “Ardiendo para Dios” usa la metáfora del fuego como la manifestación del poder de Dios y dice sobre esta vida de fuego que debe caracterizar al cristiano: “El liderazgo cristiano exige el óptimo espiritual de parte de nosotros y mucho más. Su toque sobrenatural que da poder debe agregarse a nuestro óptimo. Debemos ofrecer lo mejor de nosotros mismos y luego esperar que Dios añada Su fuego sagrado. Nuestro optimo nunca basta. Constantemente necesitamos ese toque extra de Dios. Necesitamos Su fuego”.
“Nuestras comunidades se impresionan poco con nuestros programas y múltiples actividades. Se necesita mucho más que una iglesia atareada, amistosa o evangélica para impactar en una comunidad por Cristo. Debe esta ser una iglesia ardiendo al rojo vivo, dirigida por líderes que también arden al rojo vivo por Dios”.
Cuando Jesús proclama en Lucas 4 que es El Ungido de Dios la gente que lo admira termina enfurecida hacia él porque no pueden entender que “el hijo de José”, el chico que se crió en el barrio con ellos, puede ser el ungido de Dios.
Pablo en Efesios 3 dice que él es el más pequeños de los apóstoles… pero se le concedió la gracia de predicar a los gentiles.
Hemos visto que el Espíritu nos capacita porque la misión a la que somos llamados siempre nos supera, no puede realizarse de primera mano, es necesaria la manifestación de Dios.
CONCLUSIÓN
Vivimos en un mundo que promueve una cultura de la felicidad. ¿Qué es la felicidad? Bueno, para nuestra época la felicidad se define básicamente como “pasarla bien”. Se fomenta el hedonismo, filosofía que entiende el placer como el bien supremo de la vida.
Para el cristiano la felicidad o plenitud de vida pasa por otro lado. Jesús dijo que felices (o bienaventurados) no son necesariamente los que la pasan bien, a veces las personas felices tienen que llorar, atravesar la escasez, ser rechazados y hasta perseguidos (Mateo 5). Es que la felicidad es más bien el producto de que se te revele el significado profundo de la vida, que no es “pasarla bien” sino encontrar una causa por la cual valga la pena entregar la vida. Esa causa para nosotros es una persona, Jesús. Felices son los que hacen de Jesús y Su misión la causa que los levanta de la cama cada mañana, que los impulsa en cada proyecto y que los estimula para mantenerse vivos en pro de algo que los define en su ADN más profundo: siervos de justicia llamados a proclamar el favor de Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
Nueve devocionales en nueve versículos que nos guiarán a una vida como siervos de nuestro rey.
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Nos gustaría agradecer a Cristo para Todos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/cristoparatodos/