Siervos - Esperamos Al Rey Dando FrutoMuestra
A través de dos hermosas imágenes de debilidad y quebranto como son la caña quebrada y la vela humeante que se está por extinguir, el profeta nos dice que el siervo de Dios no actúa pisoteando al débil, condenando, o desechando. Estas acciones describen una tarea de compasión, que es aquella enfocada en restaurar a quienes se encuentran quebrantados.
La compasión es la capacidad de tener empatía, es decidir aproximarse a entender el dolor del otro, pero además incluye la acción concreta en favor del otro.
El siervo, tal como lo describe Isaías, al ver estas situaciones no condena ni destruye, todo lo contrario, hace justicia. Porque la justicia del reino de Dios hay que decodificarla en términos de compasión y misericordia.
HACER JUSTICIA CON FIDELIDAD
El texto dice literalmente “Con fidelidad hará justicia…”.
La palabra fidelidad en hebreo es emeth, que suele traducirse como verdad. En este caso tiene el sentido de rectitud.
No puede haber justicia si se renuncia a la verdad. La verdad sí importa.
Vivimos en una era donde se habla de la “pos-verdad” donde las personas que creen que la verdad existe son despreciadas. El pensamiento que prevalece en nuestra cultura es que la verdad siempre es subjetiva, no es “la” verdad, sino que siempre es “tu” verdad. Desde esta perspectiva la verdad termina siendo una construcción cultural, no existe una palabra más importante que la propia la cual define la realidad, sus valores y la moral de manera subjetiva. Para los pensadores de esta era, el lenguaje es la clave de la verdad dado que el lenguaje cumple la importante función de moldear el pensamiento de los seres humanos.
Jesús nos dice que Él es la verdad. La verdad no es un dogma sino una persona: Jesús. Creemos que hay una verdad porque creemos que Jesús es capaz de cumplir Sus palabras.
Ahora bien, la verdad por sí sola no nos dará justicia, por eso Jesús, el Siervo por excelencia manifiesta Su gloria, lleno de “gracia y de verdad” (Juan 1:14). Gracia y verdad o misericordia y verdad es una fórmula que aparece en el Antiguo y en el Nuevo testamento en muchas ocasiones. Vincular la gracia a la verdad no es diluir la verdad, como quien le echa jugo a un remedio difícil de digerir, sino actuar con misericordia sobre la persona que por haberse apartado de la verdad ahora sufre las consecuencias. Renunciar a la verdad implicaría perder el ideal al que aspiramos y conformarnos con una vida mediocre y de fracasos.
Si sostenemos la verdad, podemos aspirar a seguir creciendo. Si renunciamos a la gracia, nos quedamos sin la energía necesaria para aspirar a esa verdad.
No diluimos la verdad, es la verdad la que nos conduce a la verdadera justicia. La misericordia no es una acción indolente que toma en poco el pecado. Por el contrario, toma el pecado muy en serio porque reconoce su poder destructivo. El pecado siempre arruinará tu vida.
RESTAURAR
Una de las tareas principales de un siervo es restaurar. En Galatas 6 Pablo nos deja este consejo
Galatas 6:1,2 1Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. 2 Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas y así cumplirán la ley de Cristo.
La persona espiritual restaura al que está prisionero de algún pecado. Aquí hay dos palabras muy interesantes. “Sorprendido” significa atrapado o enredado. Se refiere a aquel que coquetea con el pecado y en un momento está atrapado como en una telaraña de la que no puede salir. Ese necesita de un “hermano espiritual” que le ayude con esa pesada carga que él mismo puso sobre sus espaldas. No necesita juicio y condena sino una actitud humilde y sincera para ayudarlo a salir.
La palabra restaurar significa literalmente “volver a colocar un hueso en su lugar”, es lo que muchas veces debemos hacer. Volver las cosas al diseño original.
Hay personas presas de sus propios errores, otras que son víctimas del maltrato de otros y viven en un profundo dolor y con sentimientos de injusticia e impotencia para salir adelante. Como un siervo humilde puedes acercarte a esas personas para volverlas a su lugar, darles sentido de dignidad, pertenencia, valoración.
ALGUNAS BATALLAS
El mundo en que vivimos nos acostumbra a lo malo. Nos envuelve en palabras e imágenes donde terminamos llamando a lo malo bueno, o aceptando que lo malo no se puede cambiar. Debemos reconocer esa batalla y pelar contra algunas actitudes.
Luchar con el pecado de la indiferencia.
La indiferencia es no querer ver al otro. Volverlo invisible. A veces porque no queremos sentir su dolor, otras veces por temor, pero muchas veces porque estamos muy centrados en nosotros mismos. Es necesario comenzar a prestar atención al otro, sobre todo en tu entorno, donde verás señales de personas que están esperando que manifieste tu condición de siervo.
Luchar con el pecado de la indolencia.
Los seres humanos nos psicoadaptamos rápidamente, esto significa que nos adaptamos al entorno y dejamos de sentir el dolor de la gente. Eso es la indolencia, perder la empatía y volvernos incapaces de ejercer compasión. A veces, para saber correctamente cómo esta nuestro mundo interior debemos mirarnos en el espejo de nuestras acciones. ¿Estás ejerciendo compasión en este tiempo?
Somos llamados a protagonizar la justicia del reino con fidelidad. Siervos que manifiestan compasión y misericordia.
Salmo 85:10-13:10 El amor y la verdad se encontrarán; se besarán la justicia y la paz. 11 De la tierra brotará la verdad y desde el cielo se asomará la justicia. 12 El Señor mismo nos dará bienestar y nuestra tierra rendirá su fruto. 13 La justicia será su heraldo y preparará el camino para sus pasos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Nueve devocionales en nueve versículos que nos guiarán a una vida como siervos de nuestro rey.
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Nos gustaría agradecer a Cristo para Todos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/cristoparatodos/