Siervos - Esperamos Al Rey Dando FrutoMuestra
El siervo debe recordar a quién sirve. Para la cultura griega el siervo es alguien despreciable, una tarea vergonzosa que rebaja la dignidad de la persona que la ejerce. La condición de siervo es despreciada.
En cambio, para el hebreo el siervo no necesariamente es alguien despreciable o indigno. La honra está vinculada a quien se sirve más que a la tarea misma de servir.
De aquí la importancia de la declaración de este pasaje donde Dios se revela como el único Señor y Soberano. Nada ni nadie hay a Su lado y Él no comparte la gloria con ninguna otra cosa creada. Dios desea ser reconocido en Su unicidad (el único Dios) y en Su soberanía (nadie hay con Su autoridad y dominio).
¿Por qué Dios reclama esta exclusividad en la adoración?
La primera respuesta es porque solo Él es Digno. Es el Ser Increpado, Él crea el universo y este no puede contenerlo, nada se le compara a causa de Su naturaleza misma. Poner cualquier cosa al lado de Dios es deshonrarlo.
Sin embargo, cuando Dios pide esto no lo hace por egoísmo o problemas con Su estima. Más bien cuando demanda exclusividad, Dios nos está protegiendo de amores falsos.
Cualquier otra cosa a la que le entreguemos el corazón en términos absolutos (eso es adoración) como sustituto del Dios verdadero nos terminará arruinando.
Cualquier adoración que demos a algo además de Dios nos divide el corazón y nos arruina. Nadie puede servir a dos señores.
"Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24).
Dios es suficiente y merece nuestra devoción absoluta, por eso David hace la proclama:
"Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo" (Salmo 27:4).
SIERVOS ÍNTIMOS
"Mis ojos pondréen los fieles de la tierra, para que estén conmigo; El que ande en el camino de la perfección, este me servirá" (Salmo 101:6).
La intimidad está definida en este Salmo como servicio, la Biblia Latinoamericana lo dice así: “Buscaré a los leales del país para que vivan conmigo; al que sigue el camino perfecto lo pondréa mi servicio".
En este Salmo vemos dos conceptos que están en paralelo: por un lado, la intimidad y el servicio, y por otra parte la lealtad y la integridad.
Es que servir a Dios es intimar con Él, tener comunión con Dios es estar en misión con Él. Solemos asociar la idea de comunión o intimidad solo a la vida de oración y a la adoración, pero intimidad con Dios es tener Su mismo corazón y servirle con la misma pasión. Dios busca personas para poner a Su servicio, es decir para que vivan con Él (comunión, intimidad) Pero ¿Qué clase de personas busca Dios? A personas que posean las virtudes de la lealtad y la integridad.
La persona íntegra es la que no está dividida en su corazón, que es de una sola pieza en sus pensamientos, no es como el “hombre de doble ánimo” que es inconstante en todos sus caminos (Santiago 1:8). Como decía el filósofo danés Soren Kierkeegard: “La pureza de corazón es querer una sola cosa”. El corazón íntegro es puro, es leal, porque desea solo una cosa: a Dios. Jesús dijo que no podíamos desarrollar nuestra lealtad a dos señores, porque aborreceremos a alguno de los dos. Solo podemos servir a un Señor. Si servimos solo a Dios, entonces viviremos en integridad, la lealtad será la virtud sobresaliente en nuestra vida y gozaremos de comunión con Dios. Vemos que la integridad y el servicio están aquí relacionados. Dios busca personas íntegras, de conducta intachable para ponerlas a Su servicio, porque quién sirve a Dios, solo puede amarle a Él.
Por eso Dios preserva Su gloria. No por egoísmo. La protege para bendecirnos y librarnos de los destructivos dobles mensajes que nos fragmentan cuando dividimos el corazón.
UN REY QUE SE ENTREGÓ POR AMOR
Lo maravilloso del amor de Dios se nos revela en su entrega absoluta e incondicional. Filipenses 2:1-11 nos golpea con este mensaje tan disruptivo para el ego del corazón humano. El Rey no se aferra a su gloria, sino que se despoja. ¿Como respondemos a ese acto de amor?
Cuando una relación es sana la entrega es recíproca. Dios se entregó por nosotros y nosotros debemos entregarnos a Él por completo.
Ese es el camino de nuestra libertad, reconocemos siervos de un Único Dios. No tratar a dios como nuestro sirviente sino otorgarle la autoridad por Su poder, Su sabiduría, Su grandeza y en especial, por Su amor.
Solo Él es Dios.
Dios me ama.
De Él viene mi dignidad.
Honrar esa dignidad es el camino de la integridad y verdadera libertad.
Reconocer a Dios como Rey me hace libre de toda forma de manipulación, dominación y opresión espiritual.
Escrituras
Acerca de este Plan
Nueve devocionales en nueve versículos que nos guiarán a una vida como siervos de nuestro rey.
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Nos gustaría agradecer a Cristo para Todos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/cristoparatodos/